(...)

(Te busco en sueños,
sigo tu rastro,
pero me resultas inalcanzable,
porque cuando estoy a punto de llegar a ti,
desapareces.)

(Me buscas en sueños,
me encuentras,
a veces me espías,
en otras ocasiones, te leo un libro;
y una que otra vez hacemos el amor.)

(Pese a que nos separan 12 mil kilómetros de distancia, y pese que han transcurrido tres meses desde tu partida, míranos, aferrándonos a nuestros recuerdos, aferrándonos a nuestros sueños para enfrentar la realidad. Te extraño, no sé si te extraño como tú a mí; pero te extraño al despertar, a lo largo del día, antes de dormir, e incluso cuando duermo, ¡te extraño!)

Tranquilidad.

He roto barreras, mis barreras, una vez más.

La consejera de la vida, a quien acudí hace más de una semana, me dio un par de tips -para afrontar situaciones que me generaban mínimos estados de ansiedad- que me han permitido abrirme hacia los demás y lo más bonito de todo, eliminar ese comportamiento de estar a la defensiva que me generaba frustración y angustia.

¡Boom!, ¡trash!, ¡pum! Poco a poco, paso a paso, estoy logrando ser la persona que siempre he querido ser, de esa coraza de miedo y estrés continuo queda poco.

¡Bendita depresión!, ¿o maldita? Sino fuera por ella, ¿habrían surgido estos hermosos cambios? Quién sabe, quizá sea cierto cuando dicen por ahí...que hay que tocar fondo para cambiar, para encontrar la verdadera felicidad...

Chau.

Lo extraño, ¿me lee?, ¿me escucha?
¡Lo extraño!
Y esta tarea me resulta tan familiar...

Una palabra suya...
solo una palabra suya...
Y treparía al árbol que se arrima a mi ventana, le pediría que extienda sus ramas para que me lleve hacia donde Ud. está...

Y en el aire se quedará flotando este sentimiento y tantos otros...
Chau nostalgia, chau extrañar, chau, chau, chau,
Chau, Ud, chau.