Una noche.

Sentía su cuerpo caliente cerca al suyo, estaban solos y en la misma cama; era imposible que ella no escuchara la respiración de él, que se aceleraba cada vez que la tocaba. No habían planificado nada, en realidad sí, el plan era charlar un rato y luego dormir, cada quien en un lado de la cama.

Pero, no pudieron más, el se acercó a ella, la besó, lo besó, sus cuerpos comenzaron a entrelazarse, le preguntaba "¿estás pensando?" y el solo respondía "no". Para ambos, era difícil olvidar que estaba comprometido, pero no pudieron más con la tentación...y se dejaron llevar...

"Tenemos que ser amigos" -dijo él- "tenemos que aprender a ser solo amigos y nada más".

En medio del sueño, luego que la acción terminó, ella logró que le confesara que no necesariamente buscaba amor, que él buscaba una amiga, una cómplice en su novia y futura esposa.

Todavía ella piensa en aquello y no logra entenderlo, quizá la próxima vez lo cuestione, sí, cuestione, porque es algo que le cuesta procesar: ella busca a una pareja para amarla hasta el último de sus cabellos, amarla y protegerla, pero sin olvidar que primero debe amarse a sí misma.